210511

Nacemos. Vivimos nuestra infancia como nos dejan y como quieren nuestros padres, sin muchas preocupaciones. Pasamos la etapa más dura de nuestra vida en la adolescencia, con miles de sensaciones por minuto y millones de "por qué". Llegamos a un punto donde sabemos que hemos madurado, que somos adultos. Nos lo dicen los demás y nosotros también nos hemos dado cuenta. Empezamos a tomar decisiones solos, nos independizamos...pero hay momentos en los que ser adulto no sirve. Nos damos cuenta de que eso no cambiará nada, porque llevamos años reaccionando con madurez, hemos madurado con momentos difíciles como ese; pero se vuelven a repetir. Y estamos cansados, agotados mentalmente, así que cuando esos momentos nos golpean reaccionamos como tendríamos que haberlo hecho con 10 años, con inmadurez. Dejamos de usar el sentido común y nos sorprendemos a nosotros mismos. Puede que hasta nos avergoncemos, pero esas reacciones son inevitables. Y es que hay veces que tenemos que actuar como niños, es el último recurso que nos queda. Es producto de nuestra vulnerabilidad.